UN LLENÇOL PER EMBRUTAR. Salvador Iborra Mallol.

UN LLENÇOL PER EMBRUTAR.  Salvador Iborra Mallol.
Sense dubte un dels millors llibres de poesía que he llegit, un pilar base en la emergent nova literatura catalana. Un homenatge per al lector.

LA MADONNA

LA MADONNA
Munch

martes, 5 de febrero de 2008

FRAGMENTO II

El hombre abyecto y ausente que no puede dormir ha visto en la televisión un documental acerca de las serpientes venenosas de Oceanía. Descansa ahora en el sofá fumando un cigarrillo de hierba, atestado de pensamientos infructuosos e inconexos tras un día en blanco en la oficina. Ha sido un documental muy corto y con pocas narraciones. Algo aburrido salvo por las imágenes impactantes de las crótalos. A veces la serpiente miraba a la cámara con sus movimientos autómatas e imprevisibles. Te huelen el calor las hijas de puta. Te miran, te analizan, juzgan sus posibilidades y en función de ello atacan o se retiran, normalmente suelen atacar. Sobretodo las australianas. Su cuerpo repta colortierra surcando una huella única que las delata. Zas! La taipán del interior, o Oxyuranus microlepidotus es la serpiente más mortífera sobre la faz de la tierra. Su inoculación es setecientas veces más mortífera que la de la cobra. Su cuerpo canelado la hace muy atractiva a los ojos humanos, con una sola picadura tiene veneno suficiente para matar a cien hombres. Tiene una belleza erótica casi mística, vive en lugares inhabitados y desérticos. Sale al anochecer a tomarse un refresquito, sin violencia, la tia se cuida de que no haya malos rollos, pero una vez provocada, Zas! Adiós muy buenas. El hombre abyecto coge el papel de fumar, desgrana otro cogollo de hierba, mezcla un poco de tabaco. Deshilvánalo y mézclalo, así. Muy bien. Repasa en su mente lo que hace la taipán cuando alguien se mete donde no debiera. La hija puta, podría matar a cien personas como si nada. Extraño poder el de matar y sin embargo vivir en el desierto. Sonríe. Eso fustra a cualquiera. Como si a un mercenario le dieran trabajo en un parque de atracciones. No te jode. Cuidado, ahora repta, avanza. Se detiene. Su mirada fija es ilegible. Tan compleja que esconde hasta el menor ápice de su voracidad. Ris, ras, ris, ras, la serpiente repta a lo largo de la pantalla de la televisión. En africa hay otra serpiente llamada la mamba negra, conocida entre los elefantes como la “jodepatas veloz” porque es capaz de alcanzar los treinta kilometros hora reptando, y su picadura es una sentencia de muerte incluso para los elefantes, esos mamíferos obesos y patosos. Vuelve a sonreír. Los párpados se empiezan a entornar al poco de encender el segundo porro de marihuana, la visión se espesa y la ley de la gravedad comienza a jugar con su cabeza en forma de caídas libres momentaneas. Cuando menos se lo espera, zas! La cabeza cae y se detiene bruscamente. Movimiento rápido y seco, como el ataque de la Oxyuranus microlepidotus. Ese nombre… parece que la haya bautizado un sacerdote cachondo y algo ebrio. Pues yo te bautizo con el nombre de… pues es que no sé… A ver… Sí, ya lo tengo, ale. Yo te bautizo Oxyuranus microlepidotus. In nomine patri et filii et espiritu sancto bla, bla, bla. Las serpientes no comulgan, por eso Diós les puso veneno en las glándulas y las mandó a vivir a sitios ocultos. Pesa la noche en el cerebro. Hoy sí el sueño avanza sin descanso. Bonita paradoja. Cae rendido, estúpido. Sigue creyendo que la vida de las responsabilidades es el espacio reservado para los privilegiados. No escuches las corrientes que fluyen en tu interior, latentes. Aplómate. Vive y descansa.

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