UN LLENÇOL PER EMBRUTAR. Salvador Iborra Mallol.

UN LLENÇOL PER EMBRUTAR.  Salvador Iborra Mallol.
Sense dubte un dels millors llibres de poesía que he llegit, un pilar base en la emergent nova literatura catalana. Un homenatge per al lector.

LA MADONNA

LA MADONNA
Munch

viernes, 16 de noviembre de 2007

CARTA ABIERTA

EL CAMBIO CLIMÁTICO.


Nos sorprende, a primera vista, ver en las noticias que Manuel Marín, presidente del congreso de los diputados, abandona la “primera linea” de la política por la digna tarea de dedicarse al fenómeno del cambio climático desde la universidad. No seré yo quien diga que en este país y en tantos otros, las noticias nos crean sensaciones que podríamos definir como “vacías”, es decir, las comemos y las cagamos pero no las digerimos. Hablando con un buen amigo mío, pude observar esto mismo que yo ahora digo, me contaba que qué gran persona, qué buena gente, abandonar la política por dedicarse al cambio climático.

Lo cierto es, Señor Manuel Marín, que científicos que denuncian el fenómeno del cambio climático sobran en las universidades, solo que carecen de publicidad para enarbolarse con la causa. La verdad es que no llego a entender cómo se obvia el hecho de que son los políticos los que debieran mover ficha con respecto al cambio climático, o bien adoptando medidas concernientes a ello, o bien denunciando desde la “primera linea” los abusos que se cometen y las violaciones sistemáticas del protocolo de Kioto (que no pasa de ello, de ser un simple protocolo), o de la compra de bonos de emisiones de CO2 a los países pobres por parte de Europa. Qué triste que los que tienen la palabra (los políticos) renieguen de ella y se sumerjan en las oscuras trincheras de las que no sale nada, o sea, en los laboratorios.

Al cambio climático se le combate desde la política, no desde el laboratorio. Se debe hacer frente al problema desde el lugar en el que se toman las decisiones y dejar de pensar en vocaciones altruístas para comenzar a escenificar la práctica de las ideas que están más que demostradas acerca del cambio climático. Pienso ahora, mientras tomo mi café, en el último premio nobel de la paz, el señor Al Gore, abanderado del neomoviemiento sobre el calentamiento climático. Como si se tratara de una campaña de marketing se pasea ahora por las aulas magnas de las universidades europeas, dando conferencias y sermones. Que nadie se escandalize, todos sabemos que mucho antes de que estos científicos se unieran al circo del cambio climático, ya había muchas organizaciones tirando las orejas a los gobiernos. De ahí que les llame neomoviemiento sobre el calentamiento global.

Señor Gore, cuando en 1993 Greenpeace y WWA, presentaron un informe en el que se decía que el calentamiento global venía influenciado por la mano del hombre, ustedes, desde el despacho del panel de científicos de la ONU se reían de él y lo tachaban de alarmista. Cinco años después, en 1998, ustedes publicaron, con menos risas, un informe en el que daban a entender que el hombre pudiera estar detrás de todo esto, que había indicios. Qué trágico, pues, el último informe de 2002 en el que, ya abiertamente, decían que sí, que el hombre estaba detrás del fenómeno del cambio climático. Diez años después de Greenpeace, WWA y otras asociaciones no dependientes de estructuras políticas.

Ahora es el turno del altruísmo, “debemos concienciar a la sociedad del peligro que supone el calentamiento global”. Bueno, esto es cierto, hay que concienciar, pero siempre que demos paso a la acción y nos dejemos de tantas chapuzas egocéntricas y pseudoaltruístas. Hay que combatir desde la primera línea.