UN LLENÇOL PER EMBRUTAR. Salvador Iborra Mallol.

UN LLENÇOL PER EMBRUTAR.  Salvador Iborra Mallol.
Sense dubte un dels millors llibres de poesía que he llegit, un pilar base en la emergent nova literatura catalana. Un homenatge per al lector.

LA MADONNA

LA MADONNA
Munch

jueves, 28 de febrero de 2008

I

No hubo nada más, porque ella era
Un relámpago entre los cenagales.
y nosotros dirigíamos los pasos,
todos los pasos de la humanidad,
hacia una dirección equivocada.
Y ella lo sabía. Tenía la certeza
De que nuestras vidas no se inscribian
Entre aquellas amalgamas de basura,
Ni entre el sofocante calor,
Ni entre el clamor de una lluvia herida.
Tampoco era este nuestro mundo,
Ni siquiera era nuestro pecado original.
Y cuando estuve solo lo entendí,
La herida se abrió ya sin dolor, y entendí
Que nosotros ya estábamos
en un basto desierto de vida.

Y eso, ella lo sabía.

domingo, 24 de febrero de 2008

COLD IN HAND BLUES

A Alejandra Pizarnik.



Podrá ser que tus amaneceres
sean tan devastadores como los míos.
Parecidos al miedo suave que la oscuridad
Bautiza en tus ojos,
Agarrada a mi pecho inerme mientras duermes.

Y tal vez alguna tarde,
adormecida con la lluvia,
Te vea pasar
a través de mí.
Y yo te intente retener con estas manos
Apátridas que odian y aman casi al mismo tiempo;
Pero terminarás arrebatada de mí.

Tú te refugiarás en las palabras,
¡Hermoso criminal!
Que siempre miente,
Siempre lamenta,
Siempre juzga,

Y nunca olvida.

viernes, 22 de febrero de 2008

COLLAGE.

Si lees a Paul Celan te pierdes entre círculos concéntricos que te acechan,
Mejor ir a Coney Island de la mano de Gregory Corso,
y tratar de entender qué pudo haber sido lo que hizo a este océano decidir esta costa.
¿No crees –pregunta ella- que fueron nuestros ojos los que eligieron a este océano?
(El poeta escucha y nunca miente, tal vez se contradice y en ciertas ocasiones
hace gala de un marcado sentido irónico).
Un borracho que desciende la escalera de la taberna grita: ¡Viva!
-París –dice el poeta- es una cloaca, ¿te lo dije alguna vez? (Tú callas y me miras de frente con la nobleza istriónica de las grandes veladas).
-Una vez me sonrió una puta en Chàtelet les Halles, -aclara- era de madrugada, y sus dientes rumiados abarcaron mi existencia en aquella ciudad.
El poeta habla en una extraña sintaxis, y sus labios se deforman como los de un íncubo.
¡No podré dejar de odiarte, –exclama ella- háblame como los juglares!
-Pero es que mi vida no es gran cosa –te lo dije ya- y jamás podré
conocer el amor ni cantar sobre el amor.
La desidia le hace mirarla con ojos de deseo
mientras danza contorneando su delgado cuerpo de lado a lado sin escuchar los gritos del poeta:
-¡Yo no soy el príncipe Hamlet! ¡Estúpida!
-Déja de parafrasear poetas, eres demencial.
La noche se desmaya sobre el horizonte de la ciudad,
Entre las confusas luces del lugar y el humo de los cigarros
se precipita a un abismo en el que ya nadie le escucha.
-¿Te dije que te amo?
- Me dijiste tantas cosas que ya han perdido su valor.
En el tablado, una gitana de pelo ensortijado danza esotéricamente.
Como ajeno al mundo, el borracho se ha levantado de nuevo: -¡Viva la guerra!
-Los hombres y los perros lloran la muerte por las noches,
y esta guerra no ayuda a contener sus impulsos animales.
A través de la ventana ardía la luna en el cielo,
La gitana baila mirándola como si entre sus caderas
naciera un deseo que la hiciera esclava.
-Al menos –dice ella- serás como un barco perdido a la deriva en mi memoria.
Al salir de la taberna, dos marineros borrachos azotan el culo de una puta
Entre risas de arsénico y miradas extraviadas.
La puta se mueve entre los brazos de los marineros
como la Dafne de Bernini, y al mirar al poeta sólo acierta a decirle:
-Cómeme el coño y hazme tuya.
En la calle un perro delgado cruza siguiendo los pasos de ella,
Y un último calor recorre su cuerpo al ver cómo dobla la esquina.
-Diós –dice- ¿Qué fue de sus vidas?

viernes, 15 de febrero de 2008

FRAGMENTO III

Esta ciudad no existe. ¿Te lo han dicho alguna vez? Se dice que es real, todo el mundo lo dice. Pero ni las personas que pasan por la calle, ni los coches, ni los edificios grises, ni siquiera el cielo circunvalando es real aqui. El mundo no es lo que nos dicen que sea, nunca ha sido así. Existes tú, y todo lo demás está tan cerca de ti como los anillos de Saturno. Por mucho que las sensaciones se vayan acercando a ti, aunque ingenuamente pienses que la vida es el contacto con el mundo que tú puedas percibir, que es bien poco. A pesar de que sientas que la compleja maraña de sueños y elementos que te hacen sentir vivo se aproxima a ti, nunca llegarán a penetrarte… La certeza del abismo. Lo vas sabiendo y lo vas pensando mientras caminas calle abajo hacia tu casa. Las calles decoradas de adelfas dan una falsa apariencia de buen gusto medioambiental. Y sigues andando, cabizbajo y desatento, con una opresión en el pecho que te hace sentir vulnerable. Las personas te van a mirar como a un adorno más de la ciudad. Eres parte de ellos sin serlo. Eres totalmente prescindible. Nos decían que el futuro éramos nosotros, la juventud. Y sin embargo ya nos habian diseñado el camino antes de andarlo. Pasó el tiempo, sigue pasando, y todo lo que soñábamos cuando vivíamos nuestras propias vidas se vino abajo con la rapidez precisa y debastadora de un huracán. Esto del progreso es un agobio, te dices mientras miras un cartel publicitario. Al pasar el cementerio no hablas, pero sigues pensando. En los jardines de Diós no hay niños, sólo hay cruzes y almas muertas. El tranvía atraviesa la calle con un traqueteo ajetreante. La calle Zelivskeho es decrépita. Rodeada de edificios postcomunistas y de un gran cementerio atestado de gatos salvajes que merodean sobre las cruces de las tumbas. Te cuesta andar, sientes las rodillas desgastadas y el cuerpo destemplado. Cuando llegues a tu casa, después de haber despertado en el metro, sin recordar muy bien los detalles del viaje, vas a dormirte pensando en abandonar esta ciudad que nunca amaste. Hay muchos sitios donde uno se podria perder. Siempre quisiste ascender el Annapurna. Una de tus ideas románticas. La ascensión a la cumbre de la soledad. Como si en esta ciudad no te pudieses sentir suficientemente solo. En la inercia de la vida, algo tan abatible como una persona no deberia permitirse pensar en la soledad, ni en el miedo, ni en la muerte. Puesto que corre peligro de ser lúcido. Y eso se paga.

martes, 5 de febrero de 2008

FRAGMENTO II

El hombre abyecto y ausente que no puede dormir ha visto en la televisión un documental acerca de las serpientes venenosas de Oceanía. Descansa ahora en el sofá fumando un cigarrillo de hierba, atestado de pensamientos infructuosos e inconexos tras un día en blanco en la oficina. Ha sido un documental muy corto y con pocas narraciones. Algo aburrido salvo por las imágenes impactantes de las crótalos. A veces la serpiente miraba a la cámara con sus movimientos autómatas e imprevisibles. Te huelen el calor las hijas de puta. Te miran, te analizan, juzgan sus posibilidades y en función de ello atacan o se retiran, normalmente suelen atacar. Sobretodo las australianas. Su cuerpo repta colortierra surcando una huella única que las delata. Zas! La taipán del interior, o Oxyuranus microlepidotus es la serpiente más mortífera sobre la faz de la tierra. Su inoculación es setecientas veces más mortífera que la de la cobra. Su cuerpo canelado la hace muy atractiva a los ojos humanos, con una sola picadura tiene veneno suficiente para matar a cien hombres. Tiene una belleza erótica casi mística, vive en lugares inhabitados y desérticos. Sale al anochecer a tomarse un refresquito, sin violencia, la tia se cuida de que no haya malos rollos, pero una vez provocada, Zas! Adiós muy buenas. El hombre abyecto coge el papel de fumar, desgrana otro cogollo de hierba, mezcla un poco de tabaco. Deshilvánalo y mézclalo, así. Muy bien. Repasa en su mente lo que hace la taipán cuando alguien se mete donde no debiera. La hija puta, podría matar a cien personas como si nada. Extraño poder el de matar y sin embargo vivir en el desierto. Sonríe. Eso fustra a cualquiera. Como si a un mercenario le dieran trabajo en un parque de atracciones. No te jode. Cuidado, ahora repta, avanza. Se detiene. Su mirada fija es ilegible. Tan compleja que esconde hasta el menor ápice de su voracidad. Ris, ras, ris, ras, la serpiente repta a lo largo de la pantalla de la televisión. En africa hay otra serpiente llamada la mamba negra, conocida entre los elefantes como la “jodepatas veloz” porque es capaz de alcanzar los treinta kilometros hora reptando, y su picadura es una sentencia de muerte incluso para los elefantes, esos mamíferos obesos y patosos. Vuelve a sonreír. Los párpados se empiezan a entornar al poco de encender el segundo porro de marihuana, la visión se espesa y la ley de la gravedad comienza a jugar con su cabeza en forma de caídas libres momentaneas. Cuando menos se lo espera, zas! La cabeza cae y se detiene bruscamente. Movimiento rápido y seco, como el ataque de la Oxyuranus microlepidotus. Ese nombre… parece que la haya bautizado un sacerdote cachondo y algo ebrio. Pues yo te bautizo con el nombre de… pues es que no sé… A ver… Sí, ya lo tengo, ale. Yo te bautizo Oxyuranus microlepidotus. In nomine patri et filii et espiritu sancto bla, bla, bla. Las serpientes no comulgan, por eso Diós les puso veneno en las glándulas y las mandó a vivir a sitios ocultos. Pesa la noche en el cerebro. Hoy sí el sueño avanza sin descanso. Bonita paradoja. Cae rendido, estúpido. Sigue creyendo que la vida de las responsabilidades es el espacio reservado para los privilegiados. No escuches las corrientes que fluyen en tu interior, latentes. Aplómate. Vive y descansa.