UN LLENÇOL PER EMBRUTAR. Salvador Iborra Mallol.

UN LLENÇOL PER EMBRUTAR.  Salvador Iborra Mallol.
Sense dubte un dels millors llibres de poesía que he llegit, un pilar base en la emergent nova literatura catalana. Un homenatge per al lector.

LA MADONNA

LA MADONNA
Munch

martes, 1 de abril de 2008

El silencio como fenómeno poético

Guardo silencio desde hace tiempo: medito, sopeso, leo, escribo... pero desde un férreo mutismo. Creo que se ha llegado a un lleno absoluto en el foro de las letras; existen nuevas editoriales, una disonancia abrupta de voces diferentes (éspecialmente en poesía) y la conclusión siempre es el desorden como ley; o bien el ansia de la ruptura o bien la voluntad de pertenecer a una voz de tradición, pero como señalaba Luís Antonio de Villena: "La tradición -y ése es su gran riesgo y su gran lujo- aplasta a quienes la utilizan mal, o a quienes no tienen la suficiente personalidad, el suficiente talento para egotizarla", de ahí mucha precariedad no declarada en la poesía.

Mi decisión es ilógica en cuanto que la no-pertenencia es una actitud intrínsecamente paradójica, ya que el agruparme a la no-pertenencia me incluyo en el grupo de los no-pertenecientes. Es decir, mi silencio lleva una intención intrínseca vitalista en cuanto a búsqueda de una voz propia a través del silencio. También es cierto que el silencio es una forma de presencia y que mi opción artística es encontrar mi voz ante la orfandad de la que la poesía adolece. Si bien, bajo mi punto de vista, hoy en día no hay un hilo firme que conduzca a la voz original sino por imitación más que por emitatio, sin perspectivas claras ni rotundos desplantes a generaciones anteriores.

Cierto es que estamos en un ámbito posmoderno y que los límites se difuminan; se difuminan en el multidisciplinar panorama que hoy embarga todo ámbito de vida y, claro está, en todo ámbito artistico. Lo que en su día fue venerado por los mal llamados novísimos, los mass media como fenómeno social, se ha convertido en un puro mercantilismo que hace que toda corriente artística responda a un molde comercial más o menos estable. Decía John Cage (pionero del happening como performance) que el sistema engulle toda manifestación con una intención; domesticar el arte.

En este sentido, el texto debe rehuir la ezquizofrena del engullimiento, es decir, la voz poética ha de ser encontrada más como una fuerza centrípeta (que se vuelve introspectiva, necesita de la tensión) que como una fuerza centrífuga (que viene dominada del movimiento (mercantil, se entiende). De tal manera, lo que ahora está en la periferia, pasará a ocupar el centro. Y así será mientras que el conocimiento poético cruce toda una escala de valores previamente instaurado y que, a través de su negación llegue en su más pura expresión. Todo fenómeno de ruptura es un movimiento de adelantamiento, y así ha sido siempre: Cuando de la poesía social a la intimista, y de ahí al novisismo que rehusaba los altares posteriores al 27, y de ahí al experiencialismo y de ahí a nuestros días, donde no hay una estética dominante.

De aquellos movimientos nos quedan las reinterpretaciones que de la tradición se han dado pues toda vanguardia conlleva un nuevo sedimento de tradición, tal vez desauratizada, tal vez un tanto desmarcada. El fenómeno globalizador en el que vivimos ha fusionado géneros, ha borrado de un plumazo las categorías; y así, si bien antes se sabía lo que se perseguía (la exacerbada ostentación estilística novísima no era gratuíta), hoy en día todo es más borroso y de ello el sistema se nutre: más que de límites, nos vemos acotados por evanescencias nada claras. El reto pues, debe ser la ocupación del fenómeno poético y con él, consecuentemente, del camino ahora borrado.

1 comentario:

Unknown dijo...

Dis-me proselitista si vols, però publica el teu primer llibre d'una vegada. No sé què esperes. Realment no ho sé. (pena no tindre una editorial, home...)